jueves, 20 de noviembre de 2008

PARABOLA DE LOS SENTIDOS

Todos los días vuelvo al mismo lugar, hago las mismas cosas como un rito,
para invocarte y evocarte, con la esperanza y el corazón abierto a que aparezcas,
como si nada hubiese pasado, como si el tiempo no hubiese transcurrido.

Te busco en cada rostro que asoma por la puerta,
con una ansiedad solo comparable a la primera vez,
con suspiros cargados de tal vez, quizás o la mejor,
pero es inútil no apareces, te echo de menos y me puede la congoja,
me resisto a la tristeza de no verte, es como un jardin sin flores,
un mar sin olas,un molino sin viento,
como seguir viviendo si ya no te puedo ver.

Todos los días vuelvo al mismo lugar, hago el rito de invocarte con la esperanza de que aparezcas, y el corazón abierto como si nada hubiese transcurrido, como si no hubiese pasado el tiempo.

Arturo Mingolo

1 comentario:

Pasión Villagalvense dijo...

ésta parabola amigo mio describe tanto tanto mi vida hoy.
el evocar, la comgoja el no verlo... me esta matando