Mientras dormís,
te pienso.
Y recuerdo tu voz
-mamá…mamita-traigo tu rostro
y lo retengo como rama de saúco entre mis manos.
Invento símbolos, salmos,
amaneceres de mariposas en la arena.
Cavo la impiedosa costra con mi mano voraz,
temerosa,
girando en el centro del mundo
sin poder arrancarme el corazón.
ana julia saccone
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